Palabras escritas por una docente (anónimo) pero es lo que sentimos todos...
Déjame volver a la escuela cuando...
Los abrazos, los besos y las caricias estén permitidos. Cuando llevar de la mano a mi alumno no sea un horror.
Cuando un nene se raspe la rodilla y no pueda alzarlo a upa no me hagas volver.
Cuando limpiarle los mocos a mi chiquito, sea lo que hago siempre con un pañuelo descartable en mi bolsillo.
Déjame volver cuando mi alumno no entiende la tarea y yo me arrodillo a su lado y se la explico de 20 maneras diferentes.
Déjame volver cuando pueda llamar a mi escritorio al chiquito tímido que no quiere leer en público y sí lo hace en mi oído.
Déjame volver cuando mi alumna se despeinó en el recreo y yo la pueda peinar nuevamente.
Déjame volver cuando a la entrada todos juntos corren a abrazarme y besarme.
Déjame volver cuando a la salida les pueda dar un beso aunque sea rápido y en la cabeza.
Déjame volver cuando sea seguro volver,
no antes por" los números y estadísticas",
no antes, porque los nenes "se atrasan”.
Los maestros sabemos como recuperar contenidos.
No me hagas volver distante, con tapaboca, cubre-cara.
No me hagas volver fría, para eso está el monitor de la compu y la pantalla del celular.
Déjame volver cuando pueda ser yo, la seño, ni perfecta, ni la mejor
¡muy lejos de serlo!, pero sí
la que cree que lo más importante es el acercamiento,
la contención, el afecto y la caricia
y no unos cuantos contenidos vacíos de todo eso...
Humildemente. La seño
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